Sin poder explicarlo.

"[...]y como yo no tenía la mas mínima gana de subordinar mis acciones a los prejuicios o a los estrictos reglamentos de otros, acabaron por tildarme de loco egoísta que <<caminaba sobre cadáveres>>."

Leía ese párrafo del gran Messner, del libro "Vida de un superviviente" cuando debían ser entre las siete menos cuarto y siete y cuarto, no recuerdo la hora exacta pero sí que era en ese tramo porque lo vi cuando me levante a rellenar mi taza de café un rato antes.
Allí estaba yo sentado en la mesa del fondo, donde habitualmente esta la gente que forma parte del equipo del refugio. De frente al comedor, con la claridad del amplio ventanal.
Era una tarde de finales de junio primeros de julio. El día era gris plomizo, orballaba fuerte. Es de esos días de principios de verano donde el frío pega los últimos coletazos. Afuera debía haber 10 grados. Esos días son de niebla constante a poca altura mas allá de del refugio. Ubiña no se deja ver y hay como una cierta electricidad estática, que si es verdad que se percibe. Esto visto ahora tiene su gracia.

Estaba solo, Tania y Gummo(mi jefa y su pareja) no estaban. Hacía poco que me había fichado y aún no me dejaba los perros. No tenia nadie a pernoctar debido al clima  de esos días. La última persona que había pasado era Marcelo, un vaquero, habitual del Meicin. Echamos una charla cuando subió a revisar las vacas y caballos horas antes. Y ese día poco mas hubo, algún montañero mañanero y ya.

Para los que no conozcan el Refugio del Meicin, donde estuve dos años, es un refugio a los pies de Peña Ubiña (2411m.), a una altitud de unos 1560m. Es un rectángulo situado en el principio de la Vega del Meicin, un lugar idílico, donde con el deshielo la laguna del fondo se convierte en un gran lago.
Al refugio se accede por un puerta que tiene un par de escalones, y a los pies de éstos, una rejilla metálica donde la gente se sacude el barro de las botas, antes de entrar. Esto es especialmente importante para la historia que viene a continuación.

Leía ese párrafo de Messner cuando escucho claramente la siguiente cadena de sonidos.
Tres sacudidas sobre la chapa, dos golpes en el escalón y un posterior murmullo. Es la sucesión de sonidos clásica que se hace antes de entrar al refugio, el que hacemos todos y el lógico mas en un día como ese.
"¡¡Que bien!! alguien con quien hablar algo" y pensando ya si sería otro vaquero o quién...
pasan los segundos y la puerta no se abre, raro. Con curiosidad ya me levanto y abro. No hay nadie. Perplejo salgo afuera, y tampoco. Me parece rarísimo, doy la vuelta al refu, no fuera ser...nada. Nadie. Es imposible.
Nadie alrededor, ni a lo lejos.
Es imposible que en ese espacio de tiempo nadie se fuera tan rápido y se perdiera su vista, dado que la vega es más o menos llana, y el camino que baja, aunque cercano, no da tiempo a que alguien se vaya y se le pierda de vista.
No daba crédito.
¿qué acaba de pasar?

No daba crédito ninguno. ¿Escuche bien? dudé un segundo. No, no hay duda de que lo que escuché lo escuche pero bien. Y además es que clarísimo. Todo el protocolo de antes de entrar, sacudirse en la chapa, golpear en el escalón, el murmullo... Y además fuerte. Vuelvo a dar otra vuelta al refu, además mojándome por que voy en zuecos y sin chaqueta me asomo a ver la curva de donde el lago se pierde por el sumidero. Nada. Me asomo al camino, que aunque fuera imposible, por si acaso, nada, y además es que se ve toda la braña y eso ya seria muchísimo mas imposible. Es físicamente imposible, a no ser que se fueran volando.
Empieza a orballar mas intenso, siento el frío. Vuelvo dentro del refugio. Cojo un cigarrillo, una chaqueta. me asomo fuera y fumo.  Repaso lo que acaba de pasar una y otra vez.  Primero preocupado porque siempre te queda la cosa como de, "a ver si pasa algo...".
No hay duda de que para que la chapa suene, alguien tiene que presionarla, porque por la piedra de la entrada vencea un poco, ya que el suelo no es liso, pero tienes que estar encima para q suene, y además claramente tres veces. Vuelvo dentro, subo las escaleras y reviso las habitaciones. Bajo, miro el baño...nada, nadie.

Reconozco que las siguientes dos horas me quede perplejo, quizás medio en shock. Es que era una sensación de, no sé cómo decirlo, no de miedo, pero de no saber que pasó. El no poder o no saber explicar que acababa de vivir.

Yo soy una persona escéptica totalmente. Estudié ingeniería tec. forestal y técnico superior en gestión medioambiental, que digamos son unos estudios más o menos científicos. No creo en las religiones. Si soy aficionado a ver y escuchar programas vamos a decir de misterio, pero siempre con una visión muy científica, muy escéptica. No pensando que me mienten pero sí que en determinados temas pues con una visión más critica digamos. Con todo esto quiero decir que no soy una persona que para nada sea creyente en cosas digamos "paralelas".
Repaso una y otra vez lo ocurrido y simplemente no puedo explicarlo. Y es eso lo que aun me deja mas...estupefacto, en el sentido más literal. Esa noche, los siguientes días...le di mil vueltas, tardé en contárselo a mi pareja de entonces, a mis amigos... Si se lo comente a Tania, que es una persona mucho mas "sensible" a estas cosas, es además digámoslo que se puede decir perceptiva, y ella sí que me entendió. Ella tiene otras teorías sobre ciertas cosas como esta y alguna más que pasan allí, en el refu.

Este fue el primer hecho que me pasó en mi vida de ese tipo. A día de hoy todavía lo recuerdo con un poco de resquemor por no saber que pasó ese día.
Después sucedieron algunas cosas más que pueden relacionarse, o no, pero que no me causaron tanta mella como éste. Quizás porque fuera el primero o tan claro, porque otras cosas pueden ser mas explicables pero esto no fue una interpretación, ni sugestión ni mucho menos imaginación.

 Aquello sucedió así, sonó así y lo escuche claramente. Y no sé que fue. Solo sé que me pasó y a día de hoy sigo sin poder explicarlo.