Pura empatía.


La RAE define la palabra "empatía" como la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. De origen griego “empátheia”, que significa “emocionado”.
Si googleamos, y leemos alguna pagina con dotes mas psicológicas encontramos un montón de información que nos explica que la empatía hace que las personas se ayuden entre sí. Está estrechamente relacionada con el altruismo, el amor y preocupación por los demás, y la capacidad de ayudar, por que cuando un individuo consigue sentir el dolor o el sufrimiento de los demás poniéndose en su lugar, despierta el deseo de ayudar y actuar siguiendo los principios morales.
Dicen los expertos, que se despierta muy temprano. Es lo que vemos cuando un niño se cae jugando y se hace daño, y otro, asustado, se acerca hacia él y le ayuda a levantarse. Presente siempre en la vida, como cuando una madre al ver en el telediario un accidente de tráfico, se lleva las manos a la cabeza seguida de la frase "pobres padres".

Hace unas semanas, un sábado, me iba con unos cuantos compañeros a dormir a Sotres, a dormir en la furgo de uno de ellos, para al día siguiente subir hasta la vega de Urriellu, con el fin de escalar el corredor de "Las Balas" a los Tiros de la Torca. Para quien no los conozca los Tiros de la Torca, se le llama a la zona trasera del Picu Urriellu (conocido como Naranjo de Bulnes) que se accede por una canal que se ve a simple vista tras el refugio, a la derecha de la totémica cara Oeste del Picu.
La noche previa sumamos risas e historias a la comadrería común entre los compañeros. Sabemos que el corredor no tiene una gran dificultad, que está en condiciones, y que la cascada de hielo que se forma y da pie a la parte complicada aún está formada de manera más que aceptable, para lo que es el alpinismo cantábrico. Seré el encargado de abrirla como primero de cordada, y posteriormente todo el corredor.
La subida desde Pandebano se hace larga, pero sabemos que tras dos horas estaremos ya cercanos al refugio, y lo asumimos bien. A nuestra llegada al mítico refugio de Urriellu, sale a recibirnos Tomás, quien es una institución para el alpinismo español, y aún mas para todos los que formamos parte de la profesión de guardas de refugio; "Mucho madrugáis", nos dice con su mítico delantal. Le digo quien soy y tras un serio apretón de manos pasamos a la cocina, y me invita a un café. Charlamos distendida mente sobre la temporada, el invierno en el Meicin, como estaba cambiando el tipo de usuario, como se esperaba la temporada estival...todas esas cosas de las que hablamos los guardas, incluidos los accidentes. "Tenemos suerte en Ubiñas, hará año y medio o mas que no hay accidentes graves". En buena hora diría yo esa frase.

Nos ponemos en marcha, y con la primera intención de volver a pasar por el refugio, nos despedimos.
Disfruto la escalada del corredor como un niño el día de reyes. Encima voy de primero todo él, y montando las reuniones para asegurar a mis compañeros. La meteo no es la mejor pero nos respeta, hasta el último largo, seco, en el que me esfuerzo para abrir, quizás complicándome un poco más de la cuenta. Aun así, logro llegar al final de la canal y montar una reunión. Asegurando a mis compañeros empieza a nevar. No es mucho, pero lo suficiente como para inspirar la aparición de nuestro sentido de la responsabilidad. Gestión del riesgo por ser el "alpinista inteligente" que se refería Don Whillans. La intención era que después del corredor hiciéramos la cresta por la aguja Ezequiel, volviendo a la vega por el corredor que une Vega Urriellu con el hombro de la Morra. Anulamos esa opción, y decidimos bajar hacia la Celada, para de nuevo bajar. Así lo hicimos, mientras los copos nos rodeaban. Aquí ya tuvimos un aviso, el hijo de Fredo, estaba en el Meicin, y le dice que algo pasó que había ido el helicóptero (la mayoría de los rescates en Asturias los realiza Bomberos de Asturias). Pensé, "vaya para un día que libro..." quitándole importancia y pensando en otro esquiador lesionado levemente. Al bajar por la Celada, me preocupo por coger cobertura, para llamar al refugio de Urriellu y decirle a Tomás que no se preocupase que bajábamos por otro lado. Al final localizo a Sergio y le explico. Me entran también una cantidad de whats'ups mas exagerado de lo normal, y de gente no habitual, pero en un principio no hago caso. Después leo la notica, ya en prensa, de un accidente grave en la canal de Cerreos, para nosotros "la Canalina". Bajábamos ya cansaos, decidimos dormir de nuevo en Sotres, cenar en la gallega y disfrutar del ambiente de la carrera de esquí, que aprovechándola se hacia el primer concurso de fotografía de esquí Felixin, en honor a su fallecimiento unas semanas antes en otro accidente.

Al llegar a casa me preocupo por lo sucedido, y entre mi jefa Tania, y Rafa, compañero con el que ascendí algunos cuatro miles el invierno pasado en Marruecos, que es parte del equipo de ángeles rescatadores que tenemos en Asturies, me hago una idea de la difícil situación. Una chica, a la salida de la canal, casi arriba del todo se desplomó hacia atrás, cayendo casi todo el corredor. Terrible. Mil pensamientos rondan la cabeza que pudo pasar, si es una canal ultra fácil, que nosotros mismos subimos montones de veces, que es de iniciación, donde muchos guías realizan cursos...  La accidentada es una chica joven, polaca, y que realiza salidas habitualmente, yo la conocía de vista de pasar por mi refugio, donde había reservado fabada para comer ese día. 
Un día después nos avisan de que se necesitaba colaboración para encontrar la cartera de la chica, perdida en la caída. Lo comparto en las redes sociales, y con la fuerza que coge acaba saliendo en los periódicos, cosa que me alegra porque demuestra que lo malo no es una red social, si no el uso que le dan algunos, que esta vez, una mas como para el accidente de Suso, se vuelca en positivo. Pero la meteo juega su papel y vuelve a nevar, imposibilitando así que voluntarios encuentren nada. La chica queda en estado de coma, y el hecho se diluye entre el devenir de noticias.

Hace solo unos días estaba en el refugio, y como no tenia nadie a dormir y la tarde acompañaba, me fui a dar un paseo con los perros. Llevaba ya barruntando en la cabeza por donde podría andar la dichosa cartera, y al ir desapareciendo la nieve nueva, fui hasta la zona de entrada del accidente. Primero encontré una regla, una escuadra con transportador de ángulos integrado, cosa que me descolocó muchísimo, ya que es como encontrar un pulpo en un garaje...supe que andaba cerca. Después encontré un plástico de recubrir una goma de borrar, así que debía estar cerca. Recordé la imagen en el periódico del día del accidente, y hasta donde se encontraban parapetados los intervinientes. Así que subí hasta allí. Justo un poco más abajo, escondida en lo hondo de la rimaya, estaba la cartera. Un respigo recorrió mi cuerpo. Con tristeza, con la empatía propia del momento, hice una fotografía georeferenciada, la recogí y la metí en la mochila. Salí de allí, entonando dentro de mí un "puta canalina...hay que joderse..." mientras le echaba un último vistazo.
Silbé a los perros, y nos fuimos hasta la cima de Peña Cerreos, en un atardecer de los que ya huelen a verano. En la cima le explique a Rafa que la había encontrado y pregunte que debía hacer. Me explica también que la regla es por un curso de orientación que habia hecho y llevaba en la mochila el día del accidente. De noche en el refu ya les conté a Tania y mis compañeros del club el hallazgo. Se lo comunique a Kryzstof, un buen compañero, también polaco, para que avisara si pudiera a algún familiar o tal. 
La intención era que cuando volviera a la civilización la llevase al HUCA.

Al día siguiente, que fue el 1º de mayo, tuve bastante gente desde el medio día hasta las cuatro de la tarde. La niebla hizo que se llenara el refugio, gente a comer, tomar algo caliente... así que tenía bastante que fregar, y en ello estaba cuando entraron 4 personas.  Picaron a la puerta. Dubitativos me preguntan si está abierto, les digo que sí, que la puerta está cerrada únicamente para que no escape el calor de la estufa. Se presentan, eran el novio de la chica, y su familia. Me quede frio. Casi sin saber que hacer les invité a entrar, a sentarse, les pedí perdón por estar un poco todo empantanado por fregar, les ofrecí algo caliente, un par de infusiones. Les baje la cartera y empezaron a ver las cosas que tenia. Tarjetas, dinero, alguna llave necesaria para su casero...me calenté un café y me senté junto a ellos.
Me comentan la situación de su estado. Es grave. Pero dentro de la gravedad tiene una leve mejoría y una estabilidad con lo que deriva en otro problema, que no contaré aquí, ya que es personal.
A parte ellos se definen como no montañeros, y me realizan ciertas preguntas, cosas que ellos no comprenden, y que algunas yo no sé responder, cosa que me frustra un poco, ya que yo quiero intentar ayudarles todo lo posible. Ellos como sus seres queridos, quieren saber. Les dí todos los detalles que pude, que me ahorraré de explicar aquí. Y también les explique qué subí muchas veces por allí, y que quizás ellos lo ven de otra forma, pero no es difícil, y que a veces, en este mundo nuestro del alpinismo simplemente hay mala suerte. No sabemos que le provocó la caída, si un mareo, un desvanecimiento... a veces, cuando la tienes, la tienes, y ella la tuvo ahí.
Una lucha interna de sentimientos me recorría, quería intentar no ponerles más nerviosos, hacerles el trago  un poco más liviano con alguna nota de humor, a la vez me sentía muy compungido, casi podía tocar el dolor que desprendían... pero no podía hacer nada. En mi mano no había manera de mitigar el dolor, de que miles de recuerdos le iban a pasar a ese chico repasando todas las tarjetas que había en la cartera... simplemente solo podía ponerme en su lugar y compartir su tristeza. Supongo que es la más pura empatía.
Lo único que pude hacer fue darle un abrazo fuerte y sincero al despedirnos. Un momento muy emotivo. 
Quizás es uno de los momentos más duros en los dos años que llevo currando en el Refugio del Meicin, casi el más triste. Y quizás el que mas en 17 años de montaña. 
Recordé el momento cuando tuve que explicar a alguno por que iba de voluntario a buscar al portugués que se perdió hace unos años en Picos. Solidaridad, y ahora comprendo, empatía, por él y por sus familiares.
Aún hoy mientras escribo esto, siento algo. Es empatía, que me recuerda que aún soy humano.
Pura empatía.

Comentarios

  1. Muy bien redactado y sobre todo los reflejos de lo ocurrido dentro de tí...
    El destino te tenía elegido para encontrar esa cartera que ya sabes bien que es más que una cartera...es la certeza de lo que eres.
    Y por supuesto hay personas que el día que nacieron de eso...de empatía, no quedaba nada en el bote.
    Suerte para esa chica polaca.

    Un abrazo, bro!

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  2. ¿ Sabes algo más sobre como se encuentra? Gracias por tu ayuda para esa familia.

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  3. Muy buen escrito. Y muy bien transmitidas las emociones.
    Tienes razón. Empatía.

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