Triste realidad.

A vueltas con el rescate de Elisabeth Revol,estos días leía sobre el tema de los seguros, los adelantos y demás gastos. Después de un debate entre los propios miembros de mi club y algunos intercambios de información por Twitter con jefes de expediciones y que han organizado otros dramáticos rescates, me daba cuenta y llegaba a una pequeña conclusión. Quizás a algunos os parezca mentira para mí que no me hubiese dado cuenta de ello antes, quizás no lo quería ver, pero voy a intentar explicarlo.

Resulta que veníamos a cuenta si Tomek no tenia seguro, y como podía ir sin él a una aventura así. Bueno un hombre que lleva 7 expediciones a esa montaña, sin dinero, muchas veces con billete solo de ida a Pakistán para sacar el dinero currando allí, no creo que ni piense si quiera en pagar un seguro que por lo siguiente que voy a explicar de poco le iba a valer y que dudo que garantice ninguna empresa en el mundo.

Parece ser que Elisabeth si tenía seguro, pero aún así, la empresa de helicópteros en Pakistán exigió por adelantado una fianza de no menos de 20000 euros, en metálico, y si no, no movía ni un cm. de un bidón de combustible. Me parece patético y digno de película. Nos da lo mismo la vida de dos personas, yo solo quiero dinero. Y por delante. Que por mucho seguro que la francesa tuviese lo hay que adelantar. Lo que me hizo pensar muy malamente en dónde y para qué o quién va ese dinero en un país como Pakistán. Ninguno de los supuestos que se me ocurren rozan, si quiera, lo legal.
Despegues me salen más dudas, como por qué el ejército no podía haber influido, ya que las embajadas de Polonia y Francia estaban trabajando en ello (quiero recordar que Elisabeth es francesa), a lo que una de las personas con las que hablo me confirma que con el desbarajuste que hay en el país es imposible.

Es increíble como se pone precio a una vida, ¿no? Se que en el mundo en el que vivimos esta a la orden del día pero no sé, creí que en el alpinismo todavía quedaba algo de esperanza. Y más en una gesta como es el conseguir una de las pocas épicas que quedan en el himalayismo, y porque no decirlo, en la historia de la exploración humana.

Rápidamente se hizo una colecta por parte de una amiga de los escaladores, por Masha Gordon, que en un principio era para pagar el rescate, pero posteriormente, cuando se conoció el no rescate de Tomek y que igual los países se hacían cargo, se anunció que se destinaría a los 3 hijos de Tomek.
Así que todos los gastos los va a asumir el Gobierno de Polonia, salvo 31.000 euros que adelantó Francia y que van a ser devueltos por el seguro de Revol -20.000- y 11.000 de la colecta. A  lo que voy es que el gobierno francés de la espalda a su compatriota mientras que un gobierno que no es el suyo lo asume, es de órdago( ojo que lo de que sea licito para los polacos que su gobierno gaste su dinero en esto o no es para otro debate, ya lo sé). Y a más, porque luego lo de “ una francesa logra…” si que lo iban a aprovechar. Si miramos los casos de corrupción, o los sobresueldos de algunos de los cargos de la república vecina, los 31.000 euros se quedan cortos.

Parece que el gobierno polaco sí que tiene todavía claro la prioridad de el salvar una vida ante el dinero. Gracias a Polonia, a Gordon y a los 20.000 euros del seguro de Revol se recaudaron 150.000 euros, de los cuales unos 139.000 irán a los hijos. Cosa que me parece totalmente admirable.

Al final esta historia acaba medianamente bien, pero el poso sobre lo que vale una vida y lo que algunos piden por ella, o las actitudes de las personas que andan por ciertos países distan mucho de lo moralmente aceptable, incluso de lo que debía ser licito.

A veces se piensa, de manera errónea con las pruebas de este rescate y otros con los que están al alcance , que el rescate no se produce por las complicaciones que son las habituales de la zona: altitud, temporal, temperaturas, viento… y no es así, si no porque algunos directamente no quieren, o mejor dicho, quieren dinero. El ser humano adoptó la corruptibilidad con el dinero, perdió su naturaleza de ser social para un beneficio individual. Lejos de luchar contra eso, se adopta como forma de actuar habitual para todo. Y eso llegó a nuestro amado montañismo.  No es que no lo sospechase, pero si me entristece el constatarlo. Triste realidad.