¡¡¡Bájate del radiador!!!
-¡¡¡Bájate del radiador!!! Una voz de las que te retumbaban en el pecho, la de una madre hastiada por reiteración. Un niño curioso al que no le queda otra que bajarse, se baja y se pone a jugar, pensando en esa imagen central de su ventana, a la que no llegaría si no se subiese en ese radiador. En la ventana se ve al fondo parte de la sierra del Aramo, con su habitual manto blanco invernal. No sabe porque, pero siente una atracción por su efigie, por eso se sube al radiador. El niño va creciendo con el paso del tiempo, al igual que esa atracción, y el radiador acaba cediendo por su eje derecho. Por lo que recibe una buena zapatillada. A la vez siempre escucha atento las historias de su padre, cazador, de montes y bosques, de caminatas largas y pindias subidas. A través de la ventana se fija en las nevadas. Se quedan en la memoria. Absorto ve como una tras otras se acumulan en La Gamonal, cumbre que ve central desde la ventana. Esto se refleja porque con ocho años en un curso de p...